lunes, 15 de octubre de 2007

Sobre las depresiones

Yo soy de los que dice que las depresiones no se deberían tratar como enfermedades, sino como episodios de la vida misma, como paréntesis entre un sorbo de felicidad y otro. Pero hoy, por alguna razón desconocida, estoy atravesando uno de esos paréntesis. No he hecho nada diferente a otros lunes, no he sentido nada distinto ni me ha pasado nada que me hiciera deprimir en gran medida, pero lo que pasa es que me siento bastante mal. Ahora mismo me da igual lo que pueda ocurrir mañana, o si me atropella un camión y me despanzurra por los adoquines, o si saco un 10 en matemáticas... me sentaría igual una cosa que la otra. Pero bien, no estoy inventando la pólvora. Todos tenemos, hemos tenido y tendremos episodios depresivos, más o menos graves (espero que los vuestros sean menos graves), y no tenemos que buscarles explicación alguna.

Las depresiones pueden ser causadas por muchos factores, que aparentemente no tienen nada que ver entre sí, pero que de hecho se pueden reducir a un denominador común: Algún problema sentimental. Y es que los sentimientos no tendrían que existir. Esas substáncias que segrega nuestro cerebro para que sintamos miedo, odio, amor, rabia, complicidad, codicia... tendrían que ser eliminadas del ser humano. Nos ahorraríamos un montón de problemas, ya que no existiría ni la envidia, ni la avaricia, ni nada de eso. La verdad es que tampoco existiría la felicidad, la amistad, la complacencia, todos esos sentimientos que nos relajan y nos envuelven. ¿Pero y qué? Si los sentimientos positivos están ahí para contrarrestar el efecto de los sentimientos negativos para que se cumpla algo así como: Sp=Sn, si eliminamos a uno de los dos grupos, el otro deja de tener razón de ser, y por lo tanto perecerá también. La equación de arriba seguirá cumpliéndose, porque Sn=Sp, por lo tanto Sn - Sp= 0, o bién Sn/Sp= 1, por lo tanto se pueden tachar Sn y Sp. Y si se tachan, es porque no tienen razón de estar.

¿Que como sería nuestra vida sin sentimientos? Pues igual que ahora hombre, pero sin afecciones cardíacas.

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