domingo, 27 de enero de 2008

Sobre la madre que me parió

Diría que me parió mal. Me habría hecho un favor si no lo hubiera hecho. Aquél día, mis progenitores podrían haber disputado una partida de ajedrez alternativo en vez de dedicar su preciado tiempo a procrear y a asegurar la supervivencia de la especie. Y aunque lo hubieran hecho, algún otro espermatozoide podría haber ganado la carrera. ¿Por qué precisamente el mío? De todos los millones de espermatozoides que estaban allí corriendo, de todos ellos, gané yo. Ya es mala suerte. O sea, las posibilidades de que naciera yo eran ínfimas, insignificantes, casi menores que cero. Pero mira, cosas de la vida, contra todo pronóstico, con todas las de perder y con el viento en contra, nací. Y ale, aquí me tienen. Yo, sin ningún interes en ser un ser vivo, sin que nadie me hubiera preguntado si quería ser un humano (con todo lo que esto conlleva) o no, me encuentro aquí, de frente con todos los problemas de la vida diaria, dado por saco y sin ninguna aptitud superior a las de los demás para superar con éxito dichos problemas. Pero bueno, aunque no tenga ninguna aptitud superior a las de los demás, de momento solvento todos mis problemas con relativa facilidad y una dosis notable de inteligencia adquirida. Pero sé que seguramente no sirve para nada. Al final los problemas pueden contigo. Al final son tan inesperados, tan malparidos y tan con ganas de joder, que te atacan por doquier hasta destruirte enterito, desde la cabeza hasta la punta de la uña del dedo gordo del pie izquierdo. Y yo, que no elegí en ningún momento ser quien soy, ser como soy, vivir donde vivo y hacer lo que hago, me veo sumido en un agujero negro del cual soy prisionero y del cual no puedo salir. Nadie escoge la vida que tiene y yo creo que tendríamos que tener este derecho, ya que mucha gente vive vidas que no quiere vivir, y entonces las vive con asco, sin ganas, con ganas de que termine, o como máximo con total indiferencia. Y esto es malo, porque con tu vida, sea la que sea, se pueden hacer cosas increíbles. Sólo hace falta quererlas hacer, pero quererlas de verdad.

1 comentario:

jose - chocomensaje dijo...

No me ha parecido una estupidez, sino una reflexión muy sana sobre lo que somos, por qué lo somos y lo que podemos ser si ponemos empeño y la inteligencia adquirida esa que comentas.