jueves, 24 de enero de 2008

¡CAGO EN LA HOSTIA!

CAGO EN LA HOSTIA!

Lo puedo volver a decir si quereis... Pero mira, se me han pasado las ganas. Oh, viva la celosía. Y es que la celosía es la monda. Es un sentimiento tan complejo, pero tan complejo, que nadie sabe de donde sale ni por qué. Este sentimiento de posesión, de querer tener lo que tienes, pero solo tenerlo tú, sólo para ti, y que los demás ni mirarlo, acaba conmigo. Es un sentimiento que sobra, claramente, sobra. En casos extremos te hace cometer barbaridades, y en casos no tan extremos te lo hace pasar mal de pelotas. Yo soy una persona muy celosa, y me jode, porque en el fondo (y no tan en el fondo) yo sé que no pasa nada, que todo está bien y sigue su curso, con las cosas donde tienen que estar. Pero no puedo evitar, de vez en cuando, pensar que las cosas, por el motivo que sea, tienden a desviarse de su curso original y perfecto. Por causas ajenas a mi influencia, por causas que ni siquiera conozco y que ni siquiera son ciertas muchas veces, veo que la cosa se desvía, que la cosa no va bien. Después resulta que son todo imaginaciones mías, se habla con la respectiva y se llega a la conclusión de que he extraído demasiadas conclusiones precipitadas y erróneas. Me quedo tranquilo durante un tiempo x. Pasado este tiempo x, vuelve a florecer mi antigua angustia, mi antiguo miedo por un terror que no tiene ni por qué producirse ni por qué ser cierto. Pero aun así, da miedo. Mucho miedo. Y el miedo es malo. El miedo lleva, en muchas ocasiones, al odio, y el odio lleva inevitablemente al sufrimiento. Y yo no quiero sufrir por culpa de una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Y no lo haré. Así que voy a intentar hacer limpieza interior, intentar sacar toda la angustia acumulada durante tanto tiempo en mi vientre, y tirarla lejos para que no vuelva más.

He vivido 17 años, 14 días, 23 horas y 15 minutos, y sólo se me ocurre una cosa que decir.
- Cago en la hostia.

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