viernes, 2 de marzo de 2012

Hola!

Llevo cincuenta mil millones de años sin escribir nada aquí. De hecho había olvidado la existencia de este blog tan sumamente inútil y lleno de escritos totalmente estúpidos de épocas pasadas. Me he pasado la tarde releyéndolos todos, y la verdad es que son bastante malos. Excepto algunos que son una verdadera genialidad.
Bueno, después de esto, me dispongo a revelar uno de los secretos más bien guardados de la Historia de la Humanidad. Me enteré ayer, por casualidad. Me lo dijo un tío en el metro.

Cinta Americana

No me dijo nada más. Estuve dando vueltas a esas dos bonitas palabras durante toda la tarde, hasta que me di cuenta que eran la definición exacta del significado de la vida misma, de la creación, de nuestra razón de ser, y hasta del diluvio universal y de los cacahuetes.
¿No os dais cuenta, panda de retrasados? Pensad. Seguid pensando, todo el día si es necesario. Y cuando encontréis alguna solución plausible, contádmela.
Bien, ahora que os tengo entretenidos, os contaré algo que no me ha pasado jamás, pero que molaría un huevo que me pasara alguna vez: Iba caminando yo por la calle, a las cinco de la tarde, hora normal y corriente, finales de febrero, el sol declinaba ténuemente por detrás de dos edificios empresariales de cierta altitud, y una señora con su hijo estaban cruzando la calle, cuando de repente, me cae una vaca encima. Una vaca grande, marrón, con cuernos y cara de gilipollas, justo encima de mi cabeza. Ante mi asombro, salgo ileso de debajo de 500 kilos de rumiante, y sigo caminando hasta el paso cebra. "Mierda" pienso. "Si no me hubiera caído la vaca encima, aun estaría verde". Puta, llego tarde a clase de clarinete.