domingo, 2 de agosto de 2009

Sobre las cúpulas

Y entonces vi una cúpula. Enorme construcción, delante de unos matorrales. Llevaba más de tres días caminando. Road to nowhere. Me sobresalté, abatido y excitado a la vez. No sabía que diantre podría hacer una estructura de tales dimensiones en medio de la nada. No había nada excepto maleza y vegetación, lianas haciendo el amor con monos, monos con monas y loros bramando, aliñando la fiesta. Tonalidades de verde, amarillo, marrón y negro se mezclaban en una danza perfecta, una danza de la cual yo no era el intérprete, sino ellos. La cúpula era el entreacto. Había una puerta carcomida y corroída por el paso del tiempo y la lluvia constante, las bisagras habían caído. La puerta cayó con las bisagras. En el interior, paz. Paz, tranquilidad, una aura de descanso, que me convino para poder recuperar mis fuerzas. Decidí levantar mi campamento allí. Pero no me costó demasiado trabajo, el campamento ya estaba levantado. Dormí apaciblemente, sin prisa, fue un sueño largo, con sueños de mujeres desnudas y langostas con zapatos de talón. Era muy curioso. Eran tan atractivas como las mujeres desnudas. Seguramente debido a los zapatos. Me desperté con el primer rayo de sol, que me tocó justo en el ojo. Todo se esclareció. Un segundo rayo de sol iluminó una pared de la cúpula. Para asombro mío,habia una fuente con agua. Era estraño, el agua no hacía ruido al caer sobre la dura losa de piedra, y tampoco lo hacía cuando goteaba suavemente por una grieta que llevaba a las profundidades del mundo. Bebí. Bebí agua de aquella funete misteriosa. Tenía sed, y llevaba muchos días alimentándome de sangre de puercoespín. Bebí. Y me convertí en príncipe. Una rana me besó y me convertí en sapo.