miércoles, 26 de diciembre de 2007

Sobre el significado de las palabras

Íbame yo un día caminando calle abajo, cuando, por casualidad, encotréme un grajo, que, perverso, tiróme un escupitajo, y yo amablemente, díjele que se fuera al carajo.

Llegados a este punto, es recomendable reflexionar muy profundamente sobre qué llevó al grajo a tirar el escupitajo al hombre del carajo. ¿Lo tiró sólo porque rimaba con carajo, abajo y grajo? ¿Si el escupitajo, en vez de llamarlo escupitajo, le llamásemos camión, lo hubiera tirado? Probablemente no. Entonces, el cuento ya no tendría el mismo significado. Entonces, todo lo que se ha escrito hasta ahora tiene un significado porque el concepto que tenemos de las palabras es uno, si fuera otro, seguramente tendríamos que reescribir todo lo que se ha escrito hasta ahora para volver a decir lo mismo. Supongamos que escupitajo se llamara camión, y camión escupitajo. El grajo no hubiera tirado lo que todos entendemos por escupitajo, sino un camión, cambiando radicalmente el significado del pareado, aunque fuera pareado igual. Al escribir pareados, muy pocas veces se acaba escribiendo lo que uno quiere escribir, solamente los grandes escritores pueden llegar a escribir pareados con lo que realmente quieren decir, y no con palabras al azar (o casi) que rimen y que suenen mínimamente bien.

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